Creo que ya os coment� que soy una persona muy ocupada. Otra cosa es que todo lo que haga durante el d�a sea de provecho, pero lo cierto es que paro poco en casa. Es por esto que ma�ana no podr� asistir a mi cita con la Charo, mi psicoanalista.

Charo, guapa, s� que me lees, as� que te dejo escrito aqu� lo que te iba a contar ma�ana en tu consulta.

Creo que nos quedamos en el episodio del zoo, cuando ca� a la jaula de los monos y fu� sodomizado por siete gorilas. Ya sabes, cosas de cr�os: a todos les ha pasado alguna que otra vez. Pero creo que fue a causa de estos animales peludos que tengo fobia a cierta clase de pelo. Por ejemplo, odio los peluquines. No puedo reprimir unas ganas incre�bles de estirar del peluqu�n a la gente que lo lleva. Me da rabia que la gente no sepa admitir sus carencias. Aunque claro, cuando veo a alguien con un ojo de vidrio no tengo la imperiosa necesidad de sac�rselo, y es el mismo caso. Una vez tuve un profesor con un ojo de vidrio. Era vizco, el cabr�n. Si las miradas matasen, este hombre ser�a un peligroso psic�pata, ya que matar�a de dos en dos. Recuerdo que dec�a «Usted, salga a la pizarra», se�alando con la mirada. Entonces se levantaban varias personas que se daban por aludidas (el r�cord fue de cuatro personas). Este hombre era militar. Le echaron por ser un peligro. Sol�a decir «Yo, donde pongo el ojo, pongo la bala». De hecho, deber�a decir «Donde pongo la bala, pongo el ojo». Ese fue el origen de su ojo de cristal: se equivoc� al coger el fusil y en vez de apuntar por la mirilla, puso el ojo en el ca��n. Esta historia me caus� otro trauma de joven: el servicio militar. No quer�a hacerlo. Me daba p�nico. Me libr� por in�til. Si no puedo sacarme el carnet de conducir, c�mo quer�an que me sacara el carnet de conductor de tanques? Me salt� un paso de peatones y mat� a doce soldados. Pero claro, al no ir a la mili no madur�, no me hice un hombre. Eso ha causado que en algunos aspectos siga teniendo 7 a�os. Voy a las tiendas de golosinas y me vuelvo loco «Quiero uno de esto, uno de esto, uno de esto… Un fresquito, un chupachups, una cantimplora, unos labios, un dulcipica… Aaaah, los dulcipicas, qu� buenos estaban. Aunque siempre me dio rabia el nombre. Como eran dulces y adem�s picaban… �C�mo les podr�an llamar? Dulcipica. Es como si el fabricante del papel higi�nico que hay en la mayor�a de lavabos p�blicos le llamara a su producto «limpirasca», porque mira que rasca el hijoputa… A m�, cuando me toca soltar un �ordel en un lavabo p�blico, me pone de mala leche. Y mira que yo nunca me pongo de mala leche. Y hoy, da la casualidad de que estoy de mala leche porque Catalunya sigue votando a CiU, y a m�eso no me gusta.

Conclusi�n: No me gusta CiU porque de peque�o fui sodomizado por siete gorilas.

Charo, cont�stame v�a mail, que aqu� hay mucho chafardero. Ya te pagar� la sesi�n.