El juego de tu vida

A estas alturas, todo el mundo conocerá ya el concurso «El juego de tu vida«. Un concursante se somete a un polígrafo, con sus familiares delante, y debe responder la verdad a preguntas del tipo «¿Eres feliz con tu marido?», «¿Has sido infiel a tu pareja con tu jefe?», «¿Alguna vez has deseado la muerte de tu suegra?», etc.

Las reacciones de la gente suelen ser «Pero, ¿cómo vas a la tele a que et humillen así, teniendo tantos secretos inconfesables?». Yo tengo dos teorías. La primera es que los concursantes son actores. La segunda es que, hasta el tío más gris del mundo (en este caso, yo), puede dar un juego increíble.

Imagináos que voy a concursar, convencido de que mi vida es tan triste que es imposible que saquen nada que me avergüence. Esta podría ser una hipotética entrevista con un redactor del programa.

Redactor: Hola, cap0. ¿Tienes algún secreto inconfesable? ¿Has sido infiel? ¿Te drogas?

cap0: Pues no. Lo siento, pero conmigo habéis tocado hueso, listos. Sólo podréis hacerme preguntas de mierda.

R: Vaya… Qué mala suerte… ¿Has estado alguna vez enfermo, cap0? ¿Gastroenteritis, por ejemplo?

C: Sí, claro… De niño, sobretodo.

R: Ya… ¿Y cómo te curaste?

C: Bueno, lo típico: comiendo arroz hervido, tomando jarabe, pastillas, supositorios…

R: Ahá… Supositorios… (El redactor escribe en su libreta la siguiente pregunta: «¿Se ha introducido usted objetos cilíndricos por el ano?«) Sigamos. ¿Usted sale de fiesta con sus amigos?

C: Bueno, sí, lo normal, de vez en cuando nos tomamos unas copichuelas.

R: Ya. Yo recuerdo la última vez que salí que, de borrachos que íbamos, acabamos dándonos picos todos.

C: Je, sí, claro. Un clásico.

(El redactor apunta en su libreta: «¿Ha besado usted en la boca a otros hombres?»)

R: Muy bien. ¿Le apetece hablar de política, señor cap0?

C: Sí, claro. Pero no va a conseguir nada jugoso de eso…

R: Ya imagino. ¿Qué opina usted de que se haya ampliado los días de baja por paternidad?

C: Hombre, peus muy bien. Ahora, en ese sentido las mujeres siguen teniendo más días que los hombres. Ojalá nos equipararan los derechos.

(El redactor apunta en su libreta la pregunta «¿Ha deseado alguna vez haber nacido mujer?«).

R: Perfecto.

C: ¡Ja! Está nervioso, ¿eh? No hay por dónde pillarme, ¿eh? ¡Ja! ¿Quién es el tonto ahora, Juego de tu vida? ¿Eh? ¿Eh?

R: Sí, señor cap0. Nos lo está poniendo verdaderamente difícil. ¿Le parece bonita su suegra?

C: ¡Ja! Qué técnica más burda. ¿Cree que voy a decir que me da asco? Pues no, no me da asco. Es una bellísima persona, que para la edad que tiene no está mal. Pero nunca me acostaría con ella, porque yo a la que amo, es a mi mujer.

R: Ya. Por cierto, ¿ha visto el trailer de Kung Fu Panda?

C: Ay, sí. Me atraen mucho las pelis de animación, pienso que están muy logradas.

(El redactor apunta en su libreta la pregunta: «¿Le parece más atractivo un oso panda que su suegra?«)

R: Bueno, vamos a ir acabando con la entrevista. Piense por un momento, ¿qué haría antes? ¿Comer un yogur caducado o comerse una caca de su cuñada?».

C: Hombre, esta claro, un yog…

R: (Interrumpiendo) Piénselo durante unos segundos, por favor.

(Mientras cap0 piensa durante unos segundos, el redactor apunta la pregunta «¿Le ha pasado por la cabeza alguna vez la posibilidad de comerse las heces de su cuñada?«)

C: Vale, ya. El yogur. Pero vamos, sin dudarlo.

R: Pues ya estaríamos.

C: Pues muy bien, ya os dije que conmigo lo teníais jodido.

R: ¿Me da un beso?

C: ¡Claro que no!

(Finalmente, el redactor apunta «¿Es usted de los que después de acabar se niega a besar al otro?«)

Y así, amigos, es como se puede destrozar la vida de un tipo gris, que se piensa que no tiene nada que ocultar.